Queridos hermanos
Feliz fiesta de Nuestro Padre Santo Domingo.
Quiero felicitar a todos los hermanos de la provincia en este día tan especial y compartir la alegría de tener como Padre espiritual a Domingo de Guzman, un hombre humano y divino.
El año pasado una señora se acercó a mí y me dijo: ̈Pero qué hombre tan Santo fue Santo Domingo. ¡Y yo que no le conocía! ̈. Era una señora llena de alegría después de leer la vida de Santo Domingo y encontrase con un Santo así, humano y divino, un hombre como Jesús.
Mi deseo en esta fiesta es que cada uno de nosotros nos contagiemos del espíritu de Domingo, ser hombres humanos y divinos, que sepamos armonizar las dos cosas para que nuestra vida sea, como la de Santo Domingo, un reflejo del evangelio, un reflejo de Jesús. Cuando sacrificamos lo divino nos deshumanizamos y cuando sacrificamos lo humano nos desdivinizamos. A Santo Domingo, Dios le llevaba a los hombres y los hombres le llevaban a Dios. Esa armonía vivida por Santo Domingo le hizo ser atrayente a los jóvenes y a los alejados, ser un fermento nuevo en una sociedad que había perdido lo humano y lo divino.
Un saludo muy fraternal y feliz día de Santo Domingo.
Fr. Ruben op