Jesús le preguntó tres veces a Pedro si lo amaba, y las tres produjeron en Pedro la misma respuesta positiva renovada. Asimismo, más de una vez, Pedro fue invitado por Jesús para seguirlo; y cada vez Jesús invitaba a Pedro a seguirle, esta producía en Pedro la misma respuesta renovada de seguir a su Maestro.

La pregunta era la misma, siempre era la misma invitación, entonces ¿Por qué tal reiteración? La explicación parece ser simple: a pesar de que la pregunta y las invitaciones eran las mismas, ¡el estado de ánimo y la situación que vivía Pedro, no eran siempre los mismos! Es por eso que las respuestas de Pedro, aun siendo las mismas, tomaron cada vez un tono diferente al tocar distintas fibras de su corazón.

El 22 de junio de 2020, nueve de nuestros hermanos en Macao renovaron su profesión religiosa o votos. Para seis de ellos, fue la primera vez que repitieron la misma fórmula; para los otros tres, ya era la tercera vez. Pueden seguir otras renovaciones hasta que las dos últimas palabras que definen su duración se cambien por "hasta la muerte". ¿Por qué tanta repetición? ¿Los votos necesitan renovación? Ciertamente no; pero los que los renuevan, si! La invitación del Señor para seguirlo permanece sin cambios; las respuestas individuales, sin embargo, adquieren en cada caso un tono diferente al tocar, como en el caso de Pedro, diferentes fibras del corazón de cada uno.

Benedito, Francisco, Luigi, Luke, Reynaldo, Mark, Cesar, Agostinho y Andre fueron los hermanos dominicos que renovaron su profesión. Lo hicieron en manos de Fr. Paul Fan, OP., Prior del Priorato de Santo Domingo, en Macao. Fue un ofertorio significativo de la misa conventual de ese día. Todos los presentes en el evento fuimos testigos de esa renovación pública y comprometida de seguir a Cristo orando, proclamando el Reino de Dios y siempre haciendo la voluntad del Padre: tal es el don dominicano, expresado en la fórmula "Prometo obediencia a Dios ..."

Nuestras más sinceras felicitaciones y todo nuestro apoyo en su búsqueda de la misericordia de Dios y la nuestra.