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En Recuerdo a la muerte de Fr. Joachim L., OP.

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Por Fr. Miguel Ángel San Román - Roma.

Martes 26 de junio. Después de celebrar la misa cotidiana de 08.00 a.m., en el pasillo de entrada encontré a Joaquín, con hábito, capa y capilla negra, el hábito dominicano completo. “¿Adonde vas vestido tan oficialmente?” “A la Biblioteca Vaticana. Hoy es la ceremonia de fin de curso. Nos darán los diplomas acreditadores del estudio” Se trataba de un curso de ArchivísticaPaleografía, Sigilografía y Diplomática; Joaquín acababa de terminar unos días antes el curso bienal. Me hubiese gustado ir con él, (en China, en estas ocasiones se suele ir acompañado de familiares o amigos) pero yo tenía una cita en Propaganda Fide.

Miércoles, 27 de junio. Me preparo para la misa de 8:00 am y se me une Joaquín para concelebrar. Él leyó el Evangelio. Y, cosa inusitada en él, a la comunión bebió del cáliz la Sangre de Cristo (casi, casi siempre lo hacia por intinción). Prositen la sacristía y ¡Adiós!

Ese día estaba programada una excursión de los estudiantes de nuestra comunidad de Condotti, querían liberarse del stress de los exámenes que acababan de sufrir. Joaquín se unió a la excursión: él también acababa de sufrir un examen de Archivística.

Pasaron un día feliz: varias entradas en el mar, una cerveza, comida, celebración de fraternidad y de amistad, cantares en varias lenguas… Joaquín ofreció unos minutos de Opera de Beijing, no muy profesional desde luego, pero de buena calidad para un profano.

Por fin, antes del volver a casa, el ultimo remojón. Unos minutos en el agua. Diego y Rafael salieron pronto. Poco después, Fray Enrico Min, chino, no nadador, se encontró sin saberlo en un desnivel del suelo marino, no pudo hacer pie y se hundía irremediablemente. Joaquín, nadador, se fue hacia él para ayudarle. Consiguió empujar a Enrico a una superficie firme. Enrico recibió asistencia inmediata de socorristas y Cruz Roja. La ayuda se centró en él que expulsaba una gran cantidad de agua y tenía un descompasado ritmo sinusal …  Pero  ¿Joaquín? No se le había vuelto a ver. Se hicieron varias inmersiones de socorristas, de un buzo, e incluso de algún voluntario. Pero no lo encontraron hasta unos 15 minutos más tarde. Se intentó la reanimación, se le midieron las vibraciones del cerebro… Pero enseguida, o dolor, se dictaminó que la situación era irreversible: Joaquín había muerto. Así de inesperado; así de inoportuno, así de trágico.

 

Joaquín era chino de nacionalidad, dominico de profesión religiosa. El 7 de agosto de 2012 se incorporó a via Condotti  procedente de Hong Kong. Se le había destinado a hacer estudios de Historia de la iglesiaen la Gregoriana. Pasados 6 años, en junio de 2018, tenía ya Licencia en Historia de la Iglesia, era diplomado en el curso de Archivística y  Diplomáticadel Vaticano; estaba preparando la tesis doctoral sobre el Método de misión de la Orden dominicana en la misión de China. En estos años ha aprendido latín, italiano,  español, francés, lenguas que unía a las que ya dominaba de Chino mandarín, Chino cantones, e inglés.

Había sido ordenado presbítero hace dos años por S.Em. el Cardenal John Tong, de Hong Kong. Tenemos una foto de la ordenación en que Joaquín ofrece una gran sonrisa, abierta, crecida, de plena felicidad, al pie del altar de la ordenación.

En nuestra comunidad de via Condottitenía una presencia más bien callada; desde luego no alborotadora. Pero al mismo tiempo muy presente en todos los momentos comunitarios: cercano a todos.

Ahora Joaquín se ha marchado, también sin alboroto. Se ha ido en una actividad comunitaria, prestando ayuda a un hermano en necesidad. Su futuro prometedor se ha esfumado. La tierra calla, los corazones lloran… Más que nunca tenemos necesidad de escuchar la Palabra de Jesús: “Yo soy la vida, yo seré tu vida para siempre”

A nosotros queda la gratitud. Sí, Joaquín ha dado mucho a este Convento. Su sonrisa, abierta y sincera, su mesura y objetividad, sus firmes y claras convicciones sobre temas de identidad de la Provincia, su obediencia cuando llegaba el momento. La confianza, la lealtad. Joaquín ha “creado comunidad” en el grupo. Aquí en Condotti, su relación con los estudiantes ha sido inspiradora, formadora, creadora. En un sentido, estos jóvenes  llevarán el sello de Joaquín para el resto de su vida.

Ahora se ha presentado a la presencia de Dios, ha entrado en la paz del Señor. Su misión en la tierra ha terminado. Ahora sabemos que la misión del Señor para él no era lo que nosotros habíamos pensado y planificado. Su misión ha sido la de ser un testigo vivo de una iglesia universal, sin límites de naciones, de razas. Y en la Provincia, testimonio de la verdadera identidad de la Provincia. Joachim cumplió, sin alardes y casi en silencio, la misión que le había sido confiada por el Señor. Ese Señor que ahora lo recibe en su paz. 

Aquí, todavía en esta orilla, quedamos nosotros, celebrando la Pascua de un hermano que ha ya completado su travesía de fe y universalidad. Joaquín ya no era solamente chino, ni español, ni americano. Joaquín se había ya convertido en un hombre universal, hermano de todos; positivo, trabajador, de seria espiritualidad, de no normal inteligencia, abierto, familiar, servicial.

La comunidad de via Condottivivimos un momento de profunda tristeza. A la muerte de Jesús en el Calvario el velo del Templo se rasgó. En la orilla del mar de Nettuno un velo se ha vuelto a rasgar para nosotros. Por seis años con él hemos orado, estudiado, trabajado, cantado, festejado; con el hemos vivido en familiar comunidad. Ahora notamos la falta del hermano. 

Joaquín, no dejes de insistir ante el Padre y la Madonna: que los que has dejado llorando en esta orilla sepamos continuar la obra que tú has dejado, hasta el reencuentro final, ya en tu orilla, en la comunidad de la nueva tierra y los nuevos cielos.